Volvemos a cruzar la frontera: esta vez hacia el cercano Parque Natural Regional de Ballons des Vosges, en Francia, ¡un paraíso de curvas para los motoristas!

Al igual que los Alpes y la Selva Negra, los Vosgos también se consideran un paraíso para las motos. Merece la pena hacer una excursión de un día, aunque el viaje sea un poco más largo. En particular, las sinuosas carreteras, a veces muy estrechas, de la zona central de este recorrido -el Ballon d'Alsace (Alsacia Belchen)- son una zona de primera para las manejables enduro touring y otras maniobrables asaltantes de caminos rurales.

El recorrido comienza en Allschwil, cerca de Basilea. En el precioso centro histórico de la ciudad, que ya transmite el ambiente de la cercana Alsacia, hay varias tiendas y lugares donde parar a tomar un refresco, un lugar idóneo para reunirse con los demás motoristas. A partir de aquí, la ruta discurre principalmente por carreteras secundarias que se adentran en el Parque Natural Regional de Ballons des Vosges, y aunque el verdadero paraíso de curvas no empieza hasta más adelante, ya estarás recorriendo zonas pintorescas por el camino.

Nada más cruzar la frontera, el paisaje se ensancha y la densidad de edificios disminuye. Muchas casas de los pueblos de aquí aún tienen tendidos eléctricos aéreos, y en muchos tejados se ven las tradicionales antenas de televisión, que prácticamente han desaparecido en Suiza.

Caracterizada por una verdadera calidad de vida

Las diferencias con casa se notan al poco de cruzar la frontera, y uno tiene la sensación de estar muy lejos de casa. Si montar en moto no es sólo cuestión de ángulos de inclinación, aquí lo pasará en grande. La rica decoración floral, que tradicionalmente sirve para embellecer el paisaje urbano en la mayoría de los pueblos franceses, también es encantadora. La abundancia de flores en un pueblo o ciudad se reconoce por el letrero "Ville Fleurie" a la entrada de la localidad. El Conseil national de villes et villages fleuris concede de una a cuatro "flores" a los municipios inscritos por su compromiso.

Desde Plancher-Bas, la ruta se adentra en un valle, seguido de un ascenso estrecho, empinado y sinuoso a través del bosque hasta los 1152 metros del Col du Ballon de Servance. Desde allí, descendemos hasta la cima del puerto Col des Croix (678 m), donde nos quedamos un rato. En varios puntos, ciclistas de cartón piedra o madera nos recuerdan el Tour de Francia. Además, numerosos ciclistas aficionados emulan aquí a sus modelos. El hecho de que aquí haya poco tráfico hace que los "Gümelers" y los motoristas no se estorben.

En Faucogney-et-la-Mer, nos desviamos hacia La Mer para descubrir la belleza del Plateau des 1000 Étangs por la más pequeña de las carreteras. A continuación, descendemos hasta Thillot antes de conquistar el Ballon d'Alsace en generosos virajes. A la vuelta, nos desviamos divertidamente por el Col du Hundsrück en Masevaux. Recomendación: lleve más de un día, ¡hay demasiadas rutas fantásticas!