Corona - cuando todo acaba ... ¿Sueña ya con viajar por Francia? Una visita al museo de André Baster, situado al borde del Macizo Central, podría ser la ocasión de cumplir tres deseos a la vez: En primer lugar, la posibilidad de ...

... un impresionante viaje en moto por una tentadora región de Francia (en breve publicaremos el reportaje de viaje "Auvernia" aquí en moto.ch). También hay una visita al Musée l'Aventure Michelin en Clermont-Ferrand (reportaje en Töff 03/15) y, por último, un viaje en el tiempo al pasado de las motos. Así que una parada en Clermont no sólo merece la pena para los aficionados a las motos clásicas.

La colección de motos de la vecina ciudad de Riom es casi un secreto a voces, porque incluso en Francia, el Musée Baster no es muy conocido, muy equivocadamente. En este país también hay colecciones de motos impresionantes. Pero la colección privada del francés es realmente algo especial por su diversidad y presentación. La colección abarca desde máquinas de serie hasta transformaciones especiales, pasando por cobertizos decorados con esmero, con antiguos surtidores de gasolina, letreros, piezas de recambio originales, etc.

La historia con la historia

A la tierna edad de siete años, André Baster tenía un sueño. Quería tener algún día las motos más bonitas y extraordinarias. A los trece años compró su primera moto, que descubrió en un granero. Pero las cosas despegaron de verdad cuando André Baster cobró su primer sueldo, con una Indian que compró en 1970 por 130 francos franceses (unos 20 euros). A partir de entonces, nunca dejó de dar rienda suelta a su pasión por coleccionar vehículos antiguos, e incluso viajó por todo el mundo con el objetivo de encontrar aún más rarezas.

 

A André le gustaban especialmente las motos estadounidenses. Llegó como tenía que llegar: se fueron sumando más y más de estas compras a precio de ganga. Al principio, las piezas buenas desaparecían en el granero de su abuelo. Muchos vecinos y colegas pensaron al principio que las motos viejas eran chatarra y se sorprendieron, porque entonces casi nadie se interesaba por motos o coches viejos.

André Baster se dio cuenta de que su placer, es decir, esta colección, tenía una importancia histórica y asumió la responsabilidad que ello conllevaba. En 1996, compró un edificio industrial en Riom para hacer accesible su colección privada a un público más amplio y proporcionar un hogar seguro a las piezas expuestas en el futuro. André tuvo en cuenta el hecho de que muchos visitantes quieren ver más allá de lo puramente técnico y creó un ambiente que también muestra el contexto histórico.

Marcas de motos desconocidas ...

Las tornas cambiaron como muy tarde en 1996. Baster abrió por fin su museo de motocicletas, porque entretanto se había reunido un impresionante número de más de 400 vehículos -motos, sidecares, ciclomotores, scooters, máquinas de carreras-, entre ellos muchos modelos exóticos: Por ejemplo, cuatro modelos daneses de Nimbus, la Brough Superior SS100, la Vincent de 1000 cc e incluso una Zündapp de cuatro cilindros. El Museo Baster alberga también la mayor colección de Indian de Francia. También se exponen la Puch SG 250 de doble pistón y, por supuesto, todo tipo de BMW, Guzzis, Yamahas y muchas más.

 

 

También es increíble la riqueza de marcas de motos francesas olvidadas hace tiempo, desde Gnome Rhône hasta Syphax, Peugeot, Terrot y la moto Citroën BFG Odyssee 1300 con motor 2-CV (www.bfg.asso.fr). Se dice que todas las motos del museo, excepto siete, están en condiciones de circular.

... y su tiempo largamente olvidado

Pero además de todos estos objetos expuestos que realmente merece la pena ver (el más antiguo data de 1905), los numerosos documentos típicos de la época, como manuales de instrucciones, piezas de recambio, motores, placas de marcas y ropa y cascos de motos antiguas, hacen las delicias en una superficie de 2000 m². Una escena callejera reconstruida de los años 50 y un taller de motos original de esta época dan a la exposición un toque insólito.